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domingo, 18 de noviembre de 2007

::: ¿ VISTE QUE PUEDO ?::: La importancia de considerar al niño como ser legítimo



Y pensar que con un simple acto de confianza, todo puede cambiar.


El otro día salí con mi sobrina a comprar al centro de la ciudad. Ella, una niña de tres años de edad, despierta, vivaz, energética…supongo que como la mayoría de las niñas de su edad, iba de mi mano a regañadientes porque le gusta ir sola por la vida, sin que nadie le diga nada ni la inmovilice cuando ella se quiera mover a diestra y a siniestra.

Pues bien, siendo ese el escenario, y yo, tía preocupada, aprehensiva, sobreprotectora y además asustada por el hecho de que mi sobrina anduviese sola – aunque fuese a 2 cms. de mí- la llevaba bien agarrada de la mano y casi obligada la llevaba a mi lado.

Todo se transformó en un caos una vez que entramos a comprar a una tienda…¡claro! Porque yo no la podía tener más de la mano ya que me encontraba haciendo la compra y posteriormente pagando el producto…por lo que, mi sobrina, se aprovechó del pánico e hizo todo el intento de salir arrancando desde el interior de la tienda, a la calle.

Yo por supuesto, entre que agarraba mi billetera, los billetes, las monedas, la boleta y le daba las gracias a la persona que me atendió, veía que mi sobrina se iba corriendo sin más en dirección a la calle, haciendo caso omiso de mis gritos y advertencias…fue aquí donde me dije: “no…así no se puede…”.

Luego de estos segundos- que para mí fueron eternos- la agarré más fuertemente y la llevé a mi lado casi arrastrándola; esta vez nos dirigíamos a otro negocio donde yo supe desde el primer momento que la tónica sería la misma.

Apenas entramos, ella empezó a forcejear para soltar mi mano…Pero acá es donde todo cambió…Yo la miré y le dije: “Ok…Yo te voy a soltar y te dejaré sola que vallas, pero escúchame bien, irás sólo hasta donde está ese letrero rojo y mirarás desde ahí hacia la calle, pero no saldrás”… ella me miraba con sus tremendos ojitos y no lo podía creer…

Este simple gesto – pero difícil para uno como tía en extremo preocupada y sobreprotectora- de confiar en la niña y permitirle, sin ademán de salir corriendo detrás de ella, que anduviese sola y corriese hasta la entrada del local, con el ímpetu de una niña de tres años, permitió que la conducta de mi sobrina cambiara del cielo a la tierra, por lo menos durante toda nuestra salida ese día…y me atrevería a decir que más profundamente.

Básicamente traté de despojarme de mis aprehensiones como adulta, como tía, y supe lo importante que es mostrarles confianza a los pequeños y dejar que éstos, demuestren que son capaces si se les deja hacer, en este sentido y utilizando las palabras de Maturana, me atrevería a decir que incurrí en una Legitimación de mi sobrina, en el sentido de que reconocí que a pesar de su corta edad, ella es una persona capaz de demostrar que ella puede “autogobernarse” en cierto sentido.
Debo admitir que fue un momento bastante complicado porque corrí el riesgo de que efectivamente corriera hacia la calle y algo hubiese pasado, pero debo decir también que lo que obtuve a cambio fue una niña que estaba feliz de que confiaran en ella, que se mantuvo en la entrada del local mirando hacia fuera y diciéndome a cada momento: “solamente estoy aquí mirando…tía mírame…” y con una cara de
“¿ viste que puedo?” impresionante…de verdad el cambio fue rotundo.

Uno como adulto debe dar confianza a los niños, aunque sea en estas cosas mínimas. Renunciar a la sobreprotección que tenemos por los niños, es renunciar a la ilegitimación constante hacia ellos, es dejar de lado el pensar que ellos son incapaces, que no pueden, que no son aptos, que no miden las consecuencias de sus actos y en definitiva, coartar la capacidad que ellos tienen de demostrarnos que son personas que pueden aprehender formas de comportamiento deseables, y que finalmente, éstas, pueden partir “desde ellos”.

No está demás decir que, después de lo sucedido, me nació del alma darle un abrazo bien apretado y un enorme beso, mientras le decía: “no lo puedo creer!!, viste, yo sabía que tu podías quedarte acá sin arrancarte…no lo puedo creer!! Viste que puedes portarte bien!! Ahora vas a andar a mi lado por la calle, pero solita, yo no te voy a llevar más de la mano, porque ahora tu ya sabes como debes ir…” y ella iba feliz a mi lado, y me miraba hacia arriba y me decía: “yo ahora puedo ir solita, mira tía voy al lado tuyo pero no me arranco porque ahora yo soy obediente, mira…viste que voy al lado tuyo?”.

De verdad es increíble cómo dejar de limitarlos y sobreprotegerlos los ayuda a sentir que ellos son capaces, que ellos son individuos legítimos (en los términos de Maturana).


Es aquí donde surge el respeto mutuo y la relación ya no es unilateral, sino que se convierte en una relación de respeto mutuo, en que estamos las dos en un mismo nivel, donde ella es tan capaz como yo, en las palabras de H.Maturana: (...) " Cuando se abre un espacio de interacción en la aceptación mutua, en el amor, se constituye la posibilidad de una convivencia en la cual se transforman las dos partes o las varias partes participantes".


En el fondo, esa confianza mutua, ese respeto promulgado desde el adulto al niño, es el detonante que hace que los niños desarrollen la capacidad de “portarse bien” si se les deja que esta conducta “nazca desde ellos” que ellos sientan y entiendan que a partir de cómo ellos decidan hacer las cosas, éstas pueden cambiar.


Algunas referencias:
- Humberto Maturana, "Transformación en la convivencia",
cáp. "Desarrollo y conservación de la conciencia individual y social del niño"
- Jean Piaget, "Los procedimientos de la educación moral".

Cynthia Zabala G.

Psicopedagogía

DIVORCIO Y FAMILIA



Divorcio y Familia


...separación de los hijos...


De acuerdo con nuestros canones establecidos, el matrimonio es un vínculo sagrado que une a dos personas para toda la vida, pero no siempre ocurre así. Hoy en día nuestra sociedad permite más libertad que antaño.
La convivencia en pareja es un tema que nos afecta a todos. Actualmente se vive o convive en pareja. -Estas viven juntas sin contraer dicho vínculo-. Por lo tanto el matrimonio pasa a un segundo plano, así evitan el divorcio y los trámites que esto conlleva. Es decir, las parejas que fracasan en su relación amorosa se separan y retoman una nueva vida... no es lo mismo para un matrimonio que fracasa en su relación, en donde deben separarse legalmente ejerciendo los trámites correspondientes en comparación con una familia en donde se involucran los hijos, es aún más extenso dicho trámite, ya que el divorcio está enfocado a la separación de padres y el problema emocional traumático que desencadena en los hijos, pero esto no debe ocurrir así.
Cuando algo anda mal en la pareja y después de intentos fallidos, es mejor optar por la separación... peor aún peor, es fingir algo que no funciona en la relación de pareja y ver como el hijo sufre en silencio.
Cuando ambos adultos (padre-madre) deciden separarse, estos deben actuar con sinceridad ante sus hijos y prepararlos para lo que viene a futuro. Así pueden tener una mejor organización y coordinación con la familia, como habíamos mencionado anteriormente el divorcio no siempre produce trastornos en los niños, si los padres continúan comportándose como tales.
La familia surge con los hijos y está enfocada a la crianza. A la base de la seguridad y el amor, pero un "amor filial", es muy distinta a la relación de pareja, la cual esta enfocada a un amor más placentero, sus objetivos son de diversión, disfrutar una vida junto a otra persona de una manera particular. En la relación de parejas participan sólo dos personas, en cambio en la familia participan los hijos.
Para que una familia funcione adecuadamente los padres siempre tienen que mantener sus roles, ya que no es necesario estar con otra persona al lado para funcionar como familia, sino que se require establecer coordinaciones minimas para funcionar como padres.
Es normal que las parejas discutan, estas relaciones suponen costos y beneficios, pero al momento de la separación ya nada volverá a ser como antes. La separación marital supone cambios en ambas personas, incluso en los hijos. Pero ambos padres deben seguir ejerciendo sus respectivos roles en el proceso educativo de sus hijos hasta la autonomía necesaria del niño.
En la separación o divorcio siempre van a existir los sentimientos de culpabilidad y daño, los cuales se consideran como disfunción. Al momento de dejar a los hijos, la madre y el padre tienen más que consciente el trauma emocional que esto provoca, es ahí donde arraiga la culpa y la mayoría de las veces los padres cometen el grave error de reemplazar ese daño por cosas materiales, esto produce un quiebre en las relaciones padres-hijos, ya que luego estos ven a sus padres como "agentes proveedores" y queda alejado el cariño. Esto ocurre bastante en padres con carga excesiva laboral, en donde es muy poco el tiempo que le dedican a sus hijos, quedando limitados a las conversaciones padres-hijos.
Es de importancia cuidar la relación con los hijos al momento del divorcio, saber escuchar, aconsejandolos y guiarlos en todo lo posible, además del cariño y la comprensión que estos necesitan, para así no quebrar con la relación y poder conservar tan preciado vínculo (padre-hijo).
¡No olvidar!, que los compromisos adquiridos en la etapa de la separación con los hijos deben ser cumplidos siempre.
Alexandra Bonansco
Psicopedagogía




Vida en Pareja




La pareja




La pareja es el punto de partida de una familia y como grupo humano es de gran importancia para el buen desarrollo de la vida familiar. Al principio de la historia de la familia, cuando aún no existen los niños, la pareja es claramente identificable y muy valorada. A medida que pasa el tiempo y con el nacimiento de los niños la pareja va quedando postergada ya que los adultos están constantemente en su rol de padres. Esto trae consigo dificultades entre los miembros de la pareja que afectan finalmente a todo el grupo familiar. Las dificultades generalmente dicen relación con la falta de espacios (tiempos y privacidad) para estar juntos para conversar, pololear y compartir experiencias como pareja (como lo hacían durante el pololeo). Esto puede afectar incluso la vida sexual de la pareja provocando muchas veces problemas difíciles de resolver. Es de vital importancia que la pareja no pierda sus espacios y que los padres descansen de su rol de padres para estar juntos como pareja. Una familia que mantenga claramente los espacios para la pareja, tiende a tener menos dificultades en sus relaciones familiares e interpersonales.




Vida en la pareja




A lo largo de la vida de la familia, la pareja debe vivir múltiples cambios propios de las etapas de vida que están pasando. A pesar de los cambios en su relación con los hijos o con el contexto social y laboral, la pareja debe adaptarse a los cambios individuales del otro (crisis de cada edad, problemas laborales) y a los desafíos de cada etapa de la vida familiar (hijos pequeños, adolescencia, salida de los hijos de la casa, nacimiento de los nietos, etc.). En este aspecto es de gran importancia la capacidad de la pareja de seguir teniendo una vida afectiva en que ambos compartan sus experiencias, dolores, frustraciones, éxitos y felicidad. El apoyo que se brinden el uno al otro es de vital importancia para enfrentar las dificultades habituales que viven todas las familias como producto de cada etapa vital que les toca vivir.
Yaritza Latoja T.
Psicopedagogía